2 oct 2010

Antes o quizá después. Dulces compañías



Fotografía de Jokin Lara. Sala Luis de Ajuria. Vitoria 2010.

"Y ahora se pueden esbozar dos versiones completamente distintas de la aventura de cada uno con su día ..." Ensayo sobre el día logrado. Alianza Tres 275. Peter Handke.

"Todo artista lleva consigo una palabra para transmitir. Pero pobre de él si la conoce. Si la sabe."
Pensar. Acantilado 138. Vergílio Ferreira.

No todo está perdido después de siete días de otoño. Me refiero al calor. Aún quedan sandías en el mercado. Como cofres de sol. Grandes. A la medida del brocal del pozo. Y ... cuadros de espléndidos colores nos mirarán también ajenos a los cambios de estaciones.

No hacía frío ni calor cuando llegamos a las ocho menos cuarto a nuestro destino. El propósito, hace una semana, estaba por encima de eso. Para mí era la posibilidad de ver un amanecer distinto, fuera cual fuera. En otra ciudad. Es todo tan reciente que quizá no pueda llamarle recuerdo todavía. Tomé un café y una tostada en El Vagón. Una cafetería de Lakuabizkarra, decorada a la manera de los viejos coches de ferrocarril. Silenciosa en su despertar y con aroma a buen café. Luego me acerqué a la ciudad, una, dos, tres, cuatro, paradas de tranvía ... quería sentir el bullicio de las personas a esa hora temprana ... vi caras naturales, frescas, despejadas y supuse que Vitoria, ciudad aún abierta, castiga menos a sus habitantes ... eso, al menos, esperaba ver. Seguro que era eso lo que esperaba ver. Luego paseé entre calles, lamentando haberme dejado las gafas en casa, hasta orientarme. Es bonito pasear con tiempo por delante. Al fondo las construcciones de piedra identificarían el barrio viejo y por allí la plaza más concurrida, la Catedral y su parque vestido por un tupido césped y la escultura pública de Koko Rico. Muy cerca hay también obra de Dora Salazar. Allí habría de dirigir mis pasos, en los primeros números de General Álava está el espacio donde expongo mis cosas.
Y ya estaba allí, de pronto, en mitad de las luces, en el vaciado rectángulo interior, que es la Sala Luis de Ajuria. Por sus escaleras apareció también Joaquín y secundó conmigo algunos detalles: la elección de las peanas, el uso de la luz ...

Fotografía de Antón Hurtado. Sala Luis de Ajuria. Vitoria 2010.

Paseamos después hablando, como si no hubiéramos estado sin vernos en meses ... con paso seguro hacia el Artium. El Museo de arte contemporáneo de Álava tiene entre otras bellezas un patio de veladores en la calle, bien atendido, en el exterior de la cafetería. Conversamos y paralelamente vislumbraba, con mi obra, varias posibles exposiciones: La de la furgoneta cargando en el taller. La de su descarga. La del trabajo envuelto en plástico-burbuja y precintado. Conozco memorables trabajos de Sigmar Polke realizados en este material. La mis objetos escultóricos embolsados en papel y de nuevo plástico.
Vivimos un poco en la era de las emociones plastificadas. Digitalizadas.
Y veía también la exposición de todas mis cosas en el suelo, con las peanas ausentes, los cuadros aún sin colgar en las paredes. Colocados aleatoriamente, barajados como naipes preparados para el inicio de la partida. Y a mi amigo andando entre ellos con la cámara que capta la luz ... con Antón distribuyendo para la mejor y más favorable comprensión de cada una de las piezas. Contamos con la suerte de los metros. Hay que dejar espacio entre las obras. Me acuerdo de Erri de Lucca: - "¿Te parece bien aquí?. Le pregunta al cepellón del árbol que va a plantar, en uno de sus libros. Reconozco que pensé en los poemas que le surgieron a William Carlos Williams alrededor de Brueghel. La pintura, la escultura, es un tratado, también, de lo que no dices. Pensé en esas caras que al amanecer tan naturales y limpias ... en la acumulación de coches de niños en el tranvía. En ese ejercicio del "todo fluye" que anuncia Tápies en sus escritos. En blanco y negro. Ensayos. Galaxia Gutemberg. Tan recomendables. Lo traje en la bolsa de viaje como amuleto. Como tabla de naufrago. Pensé en el señor extranjero que mira con cara de no entender, y en los habitantes del mundo que se contagian de esa falta de entendimiento.

Y ahora en la seguridad de mi casa, en este valle y en silencio pienso en escribir con gratitud a José Manuel García de la Mora, para hacerle llegar nuestro afecto, lo bueno que nos resultó conocerle, la templanza que nos transmitió y el hecho de habernos reiniciado en los juegos de mesa (crucigramas), y a Pedro José y Tere y renovar así, la foto que nos hicimos en circunstancias similares hace algunos años en Basauri, Aquella exposición se llamó "Lugar exacto donde cayó el globo". Alusión matemática, quizá, a ese porcentaje de fatalidad que nos mantiene cautos, prevenidos.
Pienso en los trabajos próximos que me proporcionarán este magnífico beneficio de la duda. "La duda me lleva al taller", dice Manterola.
Por ahora soy tan sólo la herramienta que produce estos cuadros, objetos y lo demás es esto que os cuento. Balbuceando. Considero poco verosímil hablar tan sólo de pintura, de arte en exclusiva. Volví a Lakuabizkarra en tranvía. Maravilloso invento. A las doce y cuarenta y cinco. De la Ajuria a la Ajuria. Me vuelvo a Bilbao con Bego. Si la arquitectura de la sala me envuelve, me trata como mi amiga; la familia, la amistad en mayúsculas. Todo resultará un éxito.

Van llamando los años en mi cuerpo,
y los voy alojando con incomodidad,
vanos y numerosos. Se tienden en mi cama,
manchan mi soledad, hastían mi figura en los espejos.

Fragmento del poema: Desaparición de un personaje en el recuerdo. Francisco Brines.

Salud. Saludos

3 comentarios:

Morquillas dijo...

Don Carmelo, estuvo cerrada la sala en la mañana. No pudimos pues ver lo que quisimos y reacabamos en terraza de Dato (Itzi, Esteban y yo) servidos por falso Hieronimus Bosch (no cerveza, sino Bitter con Gaseosa que administra la resaca en corrección) acompañados de puta rubia brasileña (como tal se presentó, quien sabe si por endosar indudables marcas de uniforme; dulce compañía) mientras simpática pareja de ‘munipas’ nos proporcionaba sombra. A primera hora de la tarde reiniciamos Bilbao.
He despertado de la siesta y habito otra vez las vastas extensiones de nada.
Un abrazo a todos los colores. Suerte.

Carmelo Camacho dijo...

Es un honor que me visites.En cuanto a la Exp. va a ser cierto lo del imprescindible Javier Aguirre, - nadie nos ha visto. Sospecho que en las visitas guiadas;- sutil forma de interpretación- tampoco nos ven.El mejor Artista vivo de estoslugares deberia estar en los Museos. ¿ Que hacemos con los sucedaneos ? No hay que preocuparse. Tampoco los ven. Volvamos a la pintura, al jazz, a la cerveza. Complacido por vuestro intento de visita. Gracias.En esos dias yo tambien fui acompañado por la munipa, estuve leyendo a Garcia Pavón. Mis respetos Don Morquillas, saludos a Itzi. Salud.

Morquillas dijo...

El honor y el placer es mío y a veces una necesidad. Pese a que no deje mis huellas, sigo las tuyas.

Como bien dices no hay que preocuparse. Pascal, hacia 16ypico doble, lo tenía claro:
" No nos imaginamos a Platón y Aristóteles más que con amplias togas de pedantes. Y sin embargo, fueron hombres honrados, como otros cualesquiera, que se reían con sus amigos. Y cuando se entretuvieron escribiendo sus 'Leyes' y su 'Política' lo hicieron como un juego. Era la parte menos filosófica y menos seria de su vida. La más filosófica era vivir sencilla y tranquilamente ".

Claro que después, decenas de años después, Baudelaire añadió un matiz y nos recomendó que nos mostrasemos muy duros siempre contra el estilo infantil; el de la toga por precisar.

Suerte caballero y lo dicho: un honor, un placer y a veces una necesidad.
Más suerte.